La sardina es un producto muy codiciado por sus múltiples nutrientes. Múltiples estudios afirman que fortalece la piel, los huesos y el sistema inmunitario. Por todas estas razones y alguna más, las sardinas pertenecen a nuestro grupo de pescados favoritos.
Suelen habitar en el océano Atlántico, desde Sudáfrica hasta el norte de Europa, pero pueden encontrarse en el océano Índico y en el Pacífico.
La sardina pilchardus pilchardus es habitual de las aguas del Atlántico, mientras que la sardina pilchardus abunda en el mar Mediterráneo y es muy común a lo largo de todo el litoral español y de la zona occidental africana.
La sardina suele vivir en grandes bancos que se distinguen a grandes distancias porque forman unas manchas muy características que producen por su movimiento. Un detalle curioso es que lo bancos de sardinas no se crean al azar: las sardinas se organizan según su apariencia, tamaño, talla y color, solo se desagrupan para comer plancton y el resto del tiempo siempre están juntas, incluso cuando migran.
Pueden vivir en profundidades de hasta 150 metros, aunque es habitual que durante el día se les pueda encontrar a 25-50 metros y por la noche a 15-30 centímetros.
Su principal hogar son las aguas atlánticas y siempre buscan aguas cálidas de alta salinidad. Por eso, en temporada cálida se acercan a la zona más superficial y a la costa, pero en temporadas frías se alejan.