¿Sardinas con o sin espinas?
Llega la gran pregunta del millón: ¿podemos comer las espinas del pescado? Unos te dirán que sí y otros que ni locos y es que, tanto unos como otros, tienen razón. No todas las espinas son iguales; por ejemplo, las espinas de un congrio son grandes y duras, en cambio las espinas de una sardina son más blandas y pequeñas, por lo que su consumo es más sencillo.
Comer las espinas de la sardina
La sardina es un pescado azul rico en minerales como el hierro y fósforo además de contar con propiedades que tienen un efecto antiinflamatorio. Dentro de todos estos beneficios, sus espinas no se quedan atrás, ya que tienen una gran cantidad de nutrientes que se suman a las del propio pescado:
- Son buenas para la densidad ósea. Esto es gracias a la cantidad de calcio que tienen, lo que hace que sea un producto muy bueno para nuestros huesos. Además, gracias a la vitamina D se favorece la absorción del calcio.
- Fortalece tus defensas. ¿Te suena eso de que debes tomar el sol para «coger» vitamina D? Pues bien, con las sardinas esa absorción se producirá de forma directa, ya que es de los pocos alimentos que tienen tanto contenido de vitamina D de manera natural.
- Son muy beneficiosas para el corazón. Gracias a los ácidos grasos como el omega 3, el consumo de sardinas ayuda a disminuir los niveles de colesterol, te protege de enfermedades como la trombosis y aumenta la conducción de la sangre.
- Tu salud muscular y tu memoria se verán reforzadas. Los aminoácidos, el omega 3, las vitaminas y los minerales ayudan a que tus músculos se desarrollen y prevenga el deterioro cognitivo.
A partir de ahora, cuando vayas a comer sardinas piensa dos veces si quieres retirar las espinas. Quédate con las más pequeñitas y deshazte de la parte central, ya que es la más dura y puede causarte alguna fisura o molestia.
